Cuadiernu nº4 (2016)

Introducción. Sección especial IV Jornadas de Patrimonio Cultural

Beatriz Comendador Rey
El pasado mes de abril tuvimos la oportunidad de participar en las Jornadas sobre Innovación Social en la Gestión del Patrimonio Cultural organizadas por La Ponte-Ecomuséu. Poder colaborar y participar conjuntamente en estas jornadas focalizadas hacia la temática de la innovación social y el PC, resultó una experiencia muy enriquecedora. Al mismo tiempo, permitió establecer sinergias entre distintos agentes sociales, pero también con algunas instituciones, por lo que constituyó un foro de encuentro y discusión sobre distintas ideas, que permitió ampliar el debate académico sobre la importancia que la innovación social representa en este campo.1
Estas jornadas contaron con cuatro sesiones cuyos títulos establecen ya un ideario sobre la temática a tratar, y que focalizan diferentes frentes de acción:
1. Creación de nuevas formas de organización del trabajo y la producción, nuevas prácticas, productos y servicios socialmente innovadores.
2. Innovación social en leyes y normas, o nuevas ideas que contribuyan a ello.
3. Nuevas formas de financiación basada en la participación y en la colaboración social.
4. Creación de nuevas redes de cooperación.
En los últimos años hay una tendencia a la valoración de la transferencia de conocimiento como vía de progreso de la sociedad, presentándose la innovación como uno de los objetivos fundamentales de la actividad en las instituciones académicas. A diferencia de la simple transmisión, la transferencia implica adaptar el mensaje al receptor de tal manera que pueda usar ese conocimiento e incorporarlo en sus productos/procesos. Tiene como objetivo tanto a las empresas, para que los incorporen en sus procesos productivos, como a las administraciones y demás agentes sociales, para que desarrollen su labor.
Como propuesta que enaltece la competitividad dentro de la doctrina neoliberal, se induce a la innovación especialmente en el ámbito tecnológico e industrial, cuyos beneficios no siempre están distribuidos equitativamente, pudiendo ser causa del deterioro del medio ambiente y fuente de desequilibrio y exclusión social.
Sin embargo, en el actual contexto sociopolítico, donde la importancia de la investigación y, en definitiva, de la cultura como valor real, ha quedado relegada a un segundo o tercer plano, o directamente suprimida, la innovación puede ser también contemplada como una oportunidad, como una herramienta para el desarrollo, partiendo de un posicionamiento crítico con el sistema.
Recientemente planteábamos si sería posible romper inercias e iniciar nuevos procesos. Porque podemos elegir los planteamientos que condicionan el tipo de actividad que queremos hacer y la forma en la que desarrollamos esta disciplina humanística. Sin embargo, definir esta transferencia en el ámbito de las Humanidades sigue siendo a día de hoy una asignatura pendiente, no solo desde el punto de vista de la propia actividad y de los indicadores que se utilizan para evaluarla, sino también en relación al objetivo social que se persigue.
La transferencia puede ser entendida como una incorporación en los modelos de libre mercado, pero también puede constituirse en una práctica social comprometida y que busque la capacidad crítica y de acción de la ciudadanía, a través de la exploración de modelos de innovación social.
Quizás objetivar nuestro papel en la construcción de modelos alternativos, en la intervención en el presente y en el impacto a través de la transmisión y transferencia de conocimiento científico sea el camino. Pero para este proceso debemos ser críticos y visibilizar los criterios a través de los que podemos actuar en el presente. Debemos repensarnos a nosotros mismos, repensar nuestro rol en ella y nuestras estrategias, y alejarnos de un modelo continuista, establecido en el confort y dedicado a la autocomplacencia. Pensémonos como agentes de cambio y tomemos contacto con la realidad para intervenir.
En el campo del patrimonio cultural, esta vía supone salirse de los carriles establecidos, para explorar nuevos modelos, nuevas metodologías, nuevas formas de iniciar procesos que hagan variar la parábola. En palabras de Joan Subirats “Podemos pues imaginar un nuevo protagonismo cívico, una inteligencia colectiva y horizontal que entra en conflicto con la visión delegativa y clientelar en la que la lógica institucional y jerárquica acostumbra a situar las relaciones entre administradores y ciudadanía. Vemos viejas y nuevas experiencias comunitarias que pueden ser embriones de nueva institucionalidad, espacios de apropiación e innovación social. Y en ese escenario, el cambio tecnológico es ya de gran ayuda”. Los autores de este volumen muestran en sus contribuciones cómo se puede tomar contacto con la realidad e intervenir, para hacer todo ello posible.

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